Rito Escocés Antiguo y Aceptado

La Masonería especulativa, inaugurada con la Gran Logia de Londres en 1717, hunde sus raíces en una profunda corriente iniciática que se remonta hasta la Antigüedad. Confluyen en esta construcción elementos filosóficos presentes en al Platonismo y en el Aristotelismo. Además, la Masonería establece un diálogo filosófico y cultural con el cristianismo y el judaísmo, de quienes toma gran parte de su corpus simbólico y alegórico, desarrollado también por la Cábala y la Alquimia.

El carácter iniciático y los propios rituales masónicos dejan entrever que no se trata de un movimiento de masas, sino de un camino selecto, donde la calidad del pensamiento y el crecimiento espiritual se asientan en el autoexamen y en la heteronomía que implica contar con el consentimiento de una fraternidad que ha de dar su placet para la entrada en la Orden y luego en cada etapa de su progresión dentro del Rito.

La Masonería realiza una importante selección moral y espiritual entre quienes llaman a su puerta. No es una sociedad que busque la cantidad o el número, sino la calidad filosófica de sus miembros para que puedan crecer en profundidad y altura. No estamos, pues, ante un fenómeno de masas, sino muy al contrario, ante una sociedad de élite en la construcción del propio ser personal. Esta construcción es un proceso y un método que se vale de Ritos y Símbolos. Entre los Ritos destaca por su extensión y predicamento, el «Escocés Antiguo y Aceptado» integrado por 33 grados. Los tres primeros son comunes al resto de la Masonería (Aprendiz, Compañero y Maestro). Sin embargo, cualquier masonólogo o Masón, podrán convenir que el grado de Maestro no supone la plenitud masónica, como muchos sostienen. Se trata, más bien, del principio de la iniciación, pues como se desprende del propio ritual, el Maestro Masón no conoce la «Palabra Sagrada de los Maestros Masones», pues sólo está en posesión de una «palabra sustitutoria». La Masonería de Altos Grados trabaja a partir de esta base para que el iniciado pueda desarrollar y adquirir nuevos paradigmas y virtudes en su evolución espiritual.

Los grados 4 al 33 del «Rito Escocés Antiguo y Aceptado» (REAA) se otorgan por cooptación mediante decisión del Supremo Consejo del Rito. Se trata de un camino largo, que en la mayoría de los casos no se corona con el último grado. Es un proceso personal y colectivo donde, con la ayuda de los símbolos, el iniciado conquista parcelas a la verdad, y aspira prudentemente llegar a los confines del pensamiento, para desde ahí, trascenderlo. Que lo logre o no, depende en gran parte de él, de su trabajo interior, de su esfuerzo y de su virtud.

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El REAA (1801) tiene como precedente el «Rito de Perfección» (1783) y se estructura de la siguiente manera:

  • Logias de Perfección (4º-14º).
  • Soberanos Capítulos (15º- 18º).
  • Sublimes Areópagos (19º – 30º).
  • Tribunales (31º).
  • Consistorios (32º).
  • Supremo Consejo (33º).

El gobierno y administración de los Altos Grados corresponde al Supremo Consejo del Grado 33. Asimismo, es misión del Supremo Consejo la conservación del Rito en su integridad, (1º- 33º).

El gobierno y administración de los tres primeros grados (Masonería simbólica o azul) es competencia de la Gran Logia. Ambos, Supremo Consejo y Gran Logia, mantienen estrechas relaciones de coordinación en el ejercicio de sus funciones.

La Gran Logia General de España trabaja en el ámbito de la Confederación Internacional de Grandes Logias (CIGL) y está reconocida por la Gran Logia de Francia (1894). Asimismo, el Supremo Consejo de España forma parte de la tradición y familia histórica del Supremo Consejo de Francia.